Desde hace mucho tiempo, escuchamos aquello de que el comercio tradicional está acabado, que tiene los días contados, y que si no eres online, no tienes futuro.
Por otro lado, muchos gurús de la nueva economía, inversores de startup, y expertos en asesoramiento de empresas de nuevo cuño, instan a sus participadas, a abrirse al comercio tradicional, que no sólo sean online, que tienen que dedicar esfuerzo al offline.
Todo vale? O simplemente no sabemos qué hacer?
Uno de nuestros grandes clientes, un tótem de la moda a nivel universal casi, hace ya años nos dio la clave: Nosotros no somos online u offline, no diferenciamos canales. Somos omnicanal.
Aquello, recuerdo, nos llamó mucho la atención: omnicanal.
Según Google, La definición de omnicanalidad se refiere a un enfoque estratégico que unifica todos los puntos de contacto de una empresa para brindar una experiencia única e interconectada a sus clientes, empleados y proveedores.
Lo que comprendimos en ese momento, era más sencillo. Todo es un canal.
Evidentemente, desde nuestro humilde punto de vista, no se comprende el offline sin el online, y viceversa. Cada uno tendrá que buscar el equilibrio allá dónde piense que está el beneficio. Porque las fronteras entre uno y otro, casi ni se distinguen. Vemos, comprobamos, chequeamos y al final, compramos, independiente si es en nuestra pantalla o bien, en el establecimiento físico.
La teoría todo lo soporta, pero será la práctica lo que lleve al éxito o no de lo primero.
Suerte y seguimos.